Hermoso poema de un sabio sufí, ofrece claves del diálogo para la hermandad intercultural, humana, vital...
Hubo un tiempo,
en el que rechazaba a mi prójimo
si su fe no era la mía.
Ahora mi corazón es capaz
de adoptar todas las formas:
Es un prado para las gacelas
y un claustro para los monjes cristianos,
templo para los ídolos
y la Kaaba para los peregrinos,
es recipiente para las tablas de la Torá
y los versos del Corán.
Porque mi religión es el Amor.
Da igual a dónde vaya la caravana del Amor,
su camino es la senda de mi fe...
Ibn Arabi
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